sábado, 5 de septiembre de 2009

Sangre y oro


Hay heridas que pueden quedar abiertas durante siglos. Deseoso de poner fin a ese dolor, asediado por los recuerdos, Marius siente que ha llegado el momento de revelar los secretos más íntimos de su milenaria existencia. El ser solitario para quien la inmortalidad es tanto una bendición como una maldición se remonta a sus días como senador de la Roma imperial, a su vida entre druidas, a su misión como protector de los reyes de los vampiros, Akasha y Enkil. Luego hace una alto para evocar los años en los que conoció el amor en brazo de Pandora y describe su tarea como mentor de Lestar, para tenerse más tarde a describir la caída de Roma

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